Poemas pertenecientes a "Diario de los días en que nací y morí" de Manuel Torres.
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Con los pies por
delante.-
I.-
Tras la noche en el
viento
con rumbo al misterio,
en la cercana y olvidada
isla
que teme a la muerte,
fiel
a mi destino cumplo.
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Y sea quizás por el
tiempo de los tiempos
en los que la vieja
llamada de la vida,
con enfermas gotas de
pasión
y recuerdos de textura
gris,
me pone pies de plomo.
No deseo marchar, quedar
por tiempo indefinido
un poco más.
Ciudad tranquila con
vientos de mar,
una alfombra de hojas que
deseo pisar;
del árbol viene la fresca
locura
la indispensable alegría
que brinda la huida.
Que fuertes raices de
historia y cariño
me atan con suerte,
con principio y mimo.
II.-
Entre la lava y el mar
conjugando el placer
de la insólita soledad,
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me he visto con locura
frente al camino
sabiendo cual no era
y cual quisiera.
No tengo más remedio
que aceptar con precisa
indecisión
ascender desde el abismo
o sepultado
morir en la arena más
occidental.
III.-
No importa que el viento
bata en mi cara
con profunda suavidad,
no importa que incida el
Sol
en mi piel de tizón.
Importa la sensación
que me produce el pensar,
cuando me baña el alma
entre sus brazos,
que irremediablemente me
ama.
IV.-
Curado de todo mal
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para el futuro poder
llegar a enfrentar
con suerte y dignidad,
la autopsia revela amor.
Imaginación doble para
conquistar
el punto neurálgico de la
quietud,
es más, no tenemos
conciencia de la sinrazón,
no tenemos dolor para la
paz.
Resbalamos en una
conciencia ajena
cuya despreocupación no
tiene limites.
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Escapo a la sabiduría más
siniestra
porque de ella no concibo
terribles
y dolorasas,
y mágicas
concepciones de una vida
completa, feliz y
desgarradora.
Estudio para no saber
que huyo
de lo que pretendo ser.
V.-
Que paz y sosiego,
que contradicción como
armas
para una vida de lujo,
de humildad, de bestias
para la humanidad.
Tengamos un ruido
metálico
que a ciudad y amistad,
tengamos un vago
recuerdo.
Construyamos un ciclón
que destroce con un
silbido dulce
toda una obra, una vida,
una inmensa mayoría
de inútiles fantasías
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que vagan constantemente.jpg)
entre una luz pobre
y un atardecer frío,
con Sol, en silencio
para demostrar que estoy
aquí.
Vivo y queriendo
que todos los recuerdos
me lleguen en un momento.
Y mentiras, olvidarlos ya
conseguía.
No pudiendo mantenerlos
en mi mente de hombre
tierno.
Y yo paso por eso.
Consigo en un momento
que la tierra y el cielo
se comulguen en silencio.
Y tanta paz y tanta
quietud
para mí sólo,
rodeado de tanta bestia
que comprende que el
mundo
no da tantas vueltas.
Y quiera por un momento
que sepa como la memoria,
que olvido y sigo vivo,
que quiero y estoy
contento.
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